Los veo desde el espejo
Los veo desde el espejo
Mirando a través del espejo veo a una pareja acercarse, y por mi mente pasan
miles de cosas. Veo que mi nueva casa tiene una gran entrada, después de cruzar
el umbral lo primero que se asoma es la gran escalera que permite el acceso a
la planta superior, miro con impresión a los que creo mis padres y ellos responde
con un gesto en la cabeza- sigue-. Mis piernas suben lo más rápido que puede, cuando llego a la cima veo un gran
cuarto y en el fondo mi nombre grabado “Lucas”. La pareja que llega saluda a
la directora, se dan la mano y los hace pasar. Cuando entro al cuarto “mi
cuarto”, experimento una sensación de nostalgia, nunca antes había tenido una
cama, o una mesa de noche, jamás pensé que tendría todo esto algún día-Lucas baja ya,
es hora de almorzar- gritan mis padres. Bajo las escaleras de un golpe, y al llegar
a bajo me encuentro con una mesa llena de diferentes comidas; pollo, un gran postre,
carne y al algo gelatinoso que no tengo idea que es, me siento de golpe en la
silla, y comienzo a comer. La pareja camina rápido y mi mirada vigilante la
sigue, veo que pasan por mi cuarto y se dirigen a la oficina. Después de comer, mis padres dicen- ¿que se siente tener familia?- mis ojos se aguan y en sollozos
repito- Se siente de todo-. Mis padres me abrazan y veo como sus brazos rodean
mi espalda, siento como su aliento se pega al mío y me impregna de un olor muy
peculiar- los amo y no quiero volver a estar nunca solo- repetí entre sollozos-
nunca lo estarás- me responden. Mis nervios se acrecientan, espero en vigilia
que salga de ese cuarto, espero que se dirijan a mi habitación y repitan en coro -¡ese
es¡-, aun mantengo la esperanza de que lo hagan, mientras tanto espero. -¿Te
acuerdas de tus verdaderos padres?- me preguntan, y yo respondo con un gesto
amargo- no, nunca supe sus nombres, nací huérfano-. Veo como salen de la oficina, y revisan cada dormitorio, todos
permanecen vigilantes y cruzan los dedos, yo mientras tanto, espero paciente.
De repente se detiene frente mío, y ven que los vigilo desde el espejo, hacen
un gesto y siguen de lejos. Ahora que he el brillo del sol me despierta de
aquel amargo sueño, solo pienso que algún día una pareja venga y me
lleve con ellos, mientras tanto no pierdo la esperanza, permanezco atento, por
si alguna familia sin hijos quiere a alguien como yo de repuesto.
FIN.
Cristian Iván
GUERREO MARCIALES
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