Texto reflexivo sobre ¿qué es la poesía?
La poesía: el sentimiento de
nuestro ser
La poesía, como un ser vive
junto a nosotros. Nos lleva de la mano por el espíritu que existe a solas
(Jaime García Maffla)
Si acaso nos preguntan qué es
la poesía, es muy probable que no sepamos dar una respuesta. A pesar de que se
nos señale de ignorantes es imposible definir su naturaleza. Se puede equiparar
a los grandes interrogantes como el del origen de la existencia humana. La
mayoría de nosotros creemos que la poesía es un artefacto, un recetario, una
entidad inorgánica que solo es asequible a mentes eruditas. Afirmamos vagamente
que esta solo se reduce a “escribir bonito” o peor aún, que solo se puede considerar algo como poema
si este reúne ciertas características un
tanto rígidas: como lo es la métrica o el ritmo. Esta concepción de
poesía se forja a lo largo de nuestras
vidas, ya sea por la experiencia traumática de diseccionar un poema tratando de
dividir silábicamente en la escuela, o tratando de descifrarlo como un crucigrama su supuesta
“intención” o peor aún, al intentar etiquetarlo como producto de mentes brillantes.
Todo lo anterior, nos llevan a tener un
concepción errada de poesía, pero a pesar de ello: “por su naturaleza, definir
la poesía resulta imposible; tan solo se puede indicar y rodear el fenómeno,
acaso recrearlo” (García, 2001, p.17), es decir, que es imposible llegar a una
definición concreta de qué es poesía. Lo
más cercano a ello es caracterizarla o descubrirla a partir de la experiencia
poética, la cual nos revela nuestra condición y la del poema.
A partir de la experiencia íntima con la poesía podríamos saber cuál es su naturaleza. Cada
uno de nosotros tiene una forma diferente de ver el mundo, para algunos la
poesía de su vida puede ser su perro, o sus hijos, o su familia. Tratar de
definir este género es subjetivo y superfluo, pero de algo sí se puede estar
seguro: “la poesía nos enseña o muestra aquello que, despojados de todo lo
exterior, vive a solas en eso que hemos llamado alma” (García, 2001,p12) Cada
persona construye su significado y partir de la experiencia poética, le da un carácter
íntimo y reflexivo. Ese deseo de plasmar
lo que sentimos, evocando a modo de himnos nuestros más profundos sentimientos,
nace de algo que no conocemos. Escribir entonces poesía, se convierte en una necesidad que se equipara
con la de beber agua. Algo que nace desde las fibras más profundas
de nuestro ser. La poesía nos invita a no pasar de largo las cosas. Así parezcan
insignificantes para algunos, para otros lo es todo. Es decir, al poeta no le
importa si para el resto no significa nada, ese sentido solo vive en él y en el
poema. Tal como lo afirma Jaime García
(2001) la poesía:
Es nuestra alma que anda a solas por las sendas del tiempo, es un fluir
de nuestra inconsciencia en el ir de la vida hacia la muerte, un ir nostálgico
y necesitado que las palabras nombran, y al hacerlo señalan una región sagrada
y trascendente. (p. 17)
Ahora bien, la poesía llega buscarnos y esto no se puede explicar cómo, se
puede asemejar a una posesión el acto de escribir, de expresar lo que está
encerrado con grilles en lo más profundo
de nuestra alma. Nosotros lo seres
humanos, no nos reducimos a lo medible,
a la razón, no somos solamente de carne
y hueso, sentimos dolor, tristeza, excitación, cólera, egoísmo y todos esos
sentimientos que nos hacen seres llenos de sentimientos. Leer poesía se asemeja
como lo dijo alguna vez el célebre poeta
Francisco de Quevedo, a escuchar con los
ojos a los muertos. Este acto se equipara a hablar con el más allá, a revivir las voces extintas por las muerte, a
quienes con sus versos nos han invitado a no pasar de largo lo que sucede en
cada segundo del hombre. Un poeta no debe ser un erudito, o burgués acomodado,
el poeta está en cada uno de nosotros, pero como algunas de las afirmaciones de
Borges a veces nos sentimos impotentes de no poder expresar lo que sentimos. El
siguiente poema de Luis Rogelio Noguera se remite a darnos un acercamiento para
saber que la poesía está presente en cada instante.
Arte
poética
Ahora sé
que el poema, antes de ser las líneas trazadas
con prisa,
es la conversación en el café,
la sonrisa azul de la Blanca Luz,
la muerte de este hombre,
el apretón de manos o la vida entre dos.
Ahora sé
que no es trazar esta líneas
no es
sino la forma última de hacer poesía,
el último acto del poema,
la función de trasplantar la vida a la hoja.
La poesía empieza en todas partes
y termina siempre en los papeles.
La poesía nace con
el hombre y para el hombre, es fiel compañía en horas de duelo y regocijo; ella
nos revela que no somos simples seres cuya finalidad en el planeta es el de nacer,
crecer, reproducirnos y morir como cualquier otra entidad viviente. Nosotros
somos más que eso, tenemos la capacidad de conmover y tocar los lugares más
sensitivos de los nuestros valiéndonos de la palabra: “la poesía vive entre las
palabras, las regresa a su origen oculto y las devuelve cargadas de signos al
reino de las cosas, para que en ellas se convoquen voces que multiplican las
significaciones” (García, 2001, p.21). La poesía es ese vehículo que nos hace
inmortales, que permite que a pesar de la muerte el pensamiento perdure, y que
cuando alguien lea lo que en épocas de antaño escribirnos, nos resucite. La
poesía, en últimas, se convierte en una compañera y a veces la buscamos
tratando de encontrar consuelo, en esta medida se convierte en un ser que en
sus líneas se transforma en el oráculo que nos revela lo que somos. Entonces,
la concepción de poesía que antes se tenía queda en el pasado. Hoy por hoy este
género bebe de nosotros y de lo más profundo del ser pero a pesar de tener la voluntad de escribir,
el ser humano tiene sus límites para expresarlo en nuestra mente aguarda. La
poesía es el medio para expiar y llegar a la catarsis, de sacar todo lo que está encarcelado en
nuestra mente y las imágenes que se construyen a partir de ello es: “una
creación pura del espíritu" (Raymond, 1960, p.245), es decir, que estas
representaciones sensibles solamente pueden ser captadas por el poeta, es por
esto, que el ejercicio de escribir es un acto reflexivo, y las imágenes que creamos en el poema nace
desde nuestro interior. Para finalizar se puede decir que se ha tenido una concepción errada de poesía, y esto
se debe a los errores que esencialmente parte de la premisa de querer
encasillar todo y al concepto que algunos de nosotros que se ha forjado, en la algunas ocasiones, en el paso
por la academia. Pero a pesar de esto, no es tarde para encontrar en la poesía
esa salvación que tantos anhelamos, ese ser viviente que se hace uno con las
voces de nuestra alma.
Referencias bibliográficas
García Maffla, J. (2001). ¿Qué es
la poesía? Bogotá: Centro editorial javeriano CEJA
Raymond, M. (1960). De Baudelaire al
Surrealismo. México D.F. Fondo de Cultura Económico S.A.
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